VERSíCULOS
2 Corintios 9: 6-8
Acuérdense de esto: El que siembra poco, poco cosecha; el que siembra mucho, mucho cosecha. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras.
Hubo una vez un ministro que caminaba entre los barrios pobres de la ciudad. Se dio cuenta de las muchas tabernas en donde muchos padres pasaban sus días, bebiéndose el dinero que sus familias necesitaban para sobrevivir. Se dio cuenta de tanta gente pobre, personas sin hogar y tantos que padecían de hambre. Este hombre, William Booth, decidió que debía hacer algo. ¿Pero qué? Él y su esposa decidieron llevar a Jesús a estas personas que vivían en las calles. Abrieron una misión cristiana en 1865. Reunieron un ejército de voluntarios para ayudarlos. Tres años más tarde, el señor Booth decidió que su ejército de voluntarios necesitaba un nombre para mostrar por qué hacían lo que hacían, por lo que eligió el nombre “Ejército de Salvación.”
Hoy en día, el Ejército de Salvación da de comer al hambriento, cobija a los sin techo, proporciona ayuda a las víctimas de desastres, y ofrecen el amor de Jesús a todos. Más de 3 millones de voluntarios ayudan a más de 30 millones de personas cada año. Todas estas cosas buenas tuvieron sus comienzos con un solo hombre que quería ayudar en nombre de Jesús .
¿Qué de ti? ¿Puedes pensar en dos maneras en que podrías ayudar a alguien? Planifica tu misión:
Semana 1: _________________________________________
Semana 2: _________________________________________
Cada domingo, tomen turnos contando cómo pudieron ayudar a brillar la luz del amor de Dios en alguna persona esa semana. Puedes hacer tu parte en este mismo momento para acabar con la soledad y el hambre con el amor y esperanza en Dios. ¡Firmes y Adelantes, Soldados del Señor!