VERSíCULO
Salmo 46.1
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; nuestra ayuda en momentos de angustia.
NUESTRO LUGAR EN LA HISTORIA DE DIOS
¿Alguna vez has tenido que depender exclusivamente de tu confianza en Dios? ¿Estuviste tan preocupado por algo que la única cosa que podías hacer era contárselo a Dios? Si es así, entonces tienes que conocer a Abraham.
Abraham tenía un problema, un gran problema: no tenía hijos. Abraham tenía una buena esposa, Sara. Tenía muchos animales y sirvientes. Pero no tenía a nadie que cuidara de Sara después de su muerte. Abraham necesitaba un hijo, pero él y Sara ya eran demasiado viejos para tener un bebé. ¿Qué podían hacer?
Abraham hizo lo mejor que alguien que está preocupado por un problema debe hacer: habló con Dios. Dios le dijo a Abraham que confiara en él, que tendría un hijo, y su hijo tendría tantos hijos que un día el número de hijos de los hijos de Abraham superaría en número a los granos de arena de la playa. ¡Eso es un montón de hijos!
Abraham tuvo que confiar en Dios y esperar. Abraham esperó hasta que tenía 100 años y Sara tenía 90 años. Fue entonces cuando Sara tuvo un bebé. ¿Puedes imaginar lo emocionados que estaban Abraham y Sara?
Abraham le contó a Dios de su problema y lo preocupado que estaba. Abraham escuchó la promesa de Dios de un hijo. Entonces confió en Dios. ¿Te preocupa un problema que no puedes resolver por tí mismo? Haz lo que hizo Abraham: dile a Dios y luego confía en él.